Maringa, Brasil Foto: skyscrapercity.com |
Las
condiciones existentes en ese entonces eran las piezas que hacían falta para
planear una ciudad, no la ciudad como la que conocemos ahora, sino la ciudad
como la que tendremos mañana.
La
guerra terminó y esa ciudad no se pensó, por lo tanto, anarquía creo. Llego el
siglo XXI y con ello el debate creció, no era correcto lo que estábamos
haciendo y por ello una llamada de auxilio se lanzó, no fue a partir de la
sociedad, no fue a partir de la naturaleza, curiosamente fue la misma ciudad
que pidió su intervención. Muchos países tomaron cartas en el asunto; pero en
un ambiente local nosotros no tomamos en cuenta esa llamada de auxilio, aunque
tengamos Leyes y Reglamentos muy audaces siempre escucho decir que es más fácil
quebrantarlas que hacerlas cumplir.
Creemos
en la ironía de copiar el modelo de ciudades privilegiando el uso del
automóvil, creando casas, pero no ciudades; seguimos en el entendido de que un
automóvil es mayor referencia de plusvalía que una maestría.
Estamos
en un país donde tres cuartas partes de la población ya viven en zonas urbanas,
hemos manifestado que la gente ya no quiere trabajar el campo, probablemente la
migración rural hacia las ciudades sea una condición social donde irónicamente
buscan la calidad de vida, una calidad que difícilmente encontrarán dado que en
México la movilidad social es casi nula, hay cifras alarmantes donde nos dicen
que 48 de cada 100 mexicanos que nacieron en pobreza morirán igual, en nuestro
país aún vivimos en el entendido que si naces pobre, te quedas pobre y si naces
rico, te quedas rico.
¿Qué
es realmente lo que necesitamos?
Parece
una pregunta difícil de responder, quizás tenga muchas vertientes, pero
realmente es fácil a mi juicio su respuesta; el primer paso es sin lugar a
dudas llegar a un acuerdo en los tres niveles de gobierno, tiene que haber una
mesa para tres: municipio, estado y federación; es erróneo pensar que todo es
responsabilidad del municipio, todos sabemos que fracasó el modelo de llevar la
ciudad a las periferias, de sacar a los habitantes de sus ciudades, es falso
pensar que hay escasez de superficies urbanas, cuando realmente lo que hay son
superficies casi inaccesibles y con poca o nula infraestructura de servicios
públicos, es una obligación de los tres niveles arriba mencionados regular el
suelo evitando su especulación, es por ello que necesitamos y lo repito,
necesitamos urgentemente suelo urbano y el único que puede dotar a la ciudad de
este suelo en la actualidad es la fusión entre el estado y la federación.
Pasaré
a una segunda parte, donde la ciudad necesita emplear a sus jóvenes, pero no
sólo de emplearlos simplemente, sino de darles un buen empleo y formal, no sólo
de manera económica sino con seguridad social, es preocupante que hoy en día
sólo 30% de los egresados en licenciatura tiene posibilidades de encontrar
trabajo profesional, y sólo el 58% de egresados de una maestría esta misma
condición. Posiblemente esta situación no sea considerada del todo urbana, pero
dependen mucho las ventajas competitivas para el futuro económico de nuestras
ciudades.
Es
una obligación gubernamental reducir la pobreza, pero ojo, esto no significa
regalar mediante programas sociales, significa generar elementos de
competitividad que puedan dotar de herramientas para garantizar como mínimo la
seguridad alimentaria.
Tercera
parte. Ser sustentable es nuestra capacidad de perdurar en el tiempo, una cosa
es desarrollo y otra cosa es sustentable, difícilmente en nuestras condiciones
irán de la mano, aún cuando esto es una obligación.
Hace
cuatro años las ciudades ocupaban solamente 0.6% del territorio nacional, sin
embargo esta expansión en los últimos 30 años se dio a una taza de 7.4% anual,
mientras que la población total y urbana crecían en tasas de 1.7% y 2,7% anual
respectivamente, es decir, que con nuestro modelo expansionista de ciudad
mientras la población crece 1, las ciudades crecen 3 o incluso un poco más.
Cuarta
parte. El estado también tiene que hacerse responsable. Es muy cómoda la
postura del estado, vigila, autoriza y cosecha políticamente, difícilmente el
estado será enjuiciado. Los proyectos que se realicen deben de ser de IMPACTO,
tienen que ser RENTABLES para poder GENERAR EMPLEOS y tener la condición de
SUSTENTABLES. Este es trabajo del estado, así que no la tienen tan fácil como
realmente piensan. El poder económico del estado se debe traducir en el poder
de una correcta urbanización.
La
urbanización no debe beneficiar exclusivamente a los desarrolladores de
vivienda, debe beneficiar a la población, es una demanda hacer ciudades ya no
solamente viviendas. Aquí inscribo la propuesta de crear un impuesto progresivo
a la tierra y/o edificios vacantes, esto para zonas prioritarias a desarrollar,
si tienes un suelo urbano o con esa cualidad ya no puedes especular y si lo
haces tienes que pagar más, esto es justo. Incluir zonas de protección
ambiental y zonas de estructura y cualificación urbana dentro de los programas
de desarrollo urbano debe ser una prioridad.
Quinta
parte. Fomentar la creación e instrumentación de soluciones realmente novedosas
y que puedan ser aplicables a la realidad especifica de las ciudades, atrayendo
actores e inversiones que hasta el momento no existen o están escondidas en el
momento de crear políticas públicas, programas y proyectos de índole urbana.
Gran
parte de los problemas que inician en el campo nacen por una mala planeación
urbana y por el insignificante desarrollo de nuestras ciudades, por más
reformas agrarias que existan mientras no se lleve a cabo una real reforma
urbana los problemas rurales no se resolverán y las ciudades seguirán como esa
ciudad que no se pensó.