“La mejor manera de proteger el medio ambiente es
viviendo en las ciudades”.
Edward Glaeser
Las
enseñanzas que nos está dejando esta pandemia y la vulnerabilidad a la salud
nos hacen proponer una serie de estrategias para el regreso a la “nueva
normalidad”, acciones que se puedan enmarcar en beneficio de ciudades más
humanas, con un componente primordial: el medio ambiente. Tal y como está
sucediendo en muchas partes del mundo, nuestras ciudades en Chiapas tendrían
que implementar políticas para desinhibir el uso del automóvil y fomentar el
uso de medios no motorizados como lo es la bicicleta. Es momento de plantear
toda una gran red ciclista por las ciudades y por qué no, pensar en una gran
red ciclista metropolitana más allá de los centros de población, hacia
localidades, donde muchos residentes se desplazan por este medio.
En
Hermosillo, Sonora, un lugar con un clima caluroso como nuestra capital Tuxtla
Gutiérrez, estudios recientes de movilidad manifestaron que el clima no era el
principal factor para evitar los desplazamientos en bicicleta, sino la
inseguridad, con lo que un fenómeno social como este puede resolverse a partir
de políticas públicas acertadas.
Por
otra parte, la infraestructura peatonal de calidad tendrá que ser un tema para
revolucionar; ya no más construcción de calles sin banquetas y que mejor que éstas
sean arborizadas, que sean toda una buena experiencia para la gente que camina;
democratizar, hacer incluyente y con perspectiva de género el espacio público
es una estrategia que en este momento se torna impostergable. Entre 1972 y
1981, una investigación realizada en un Hospital de Pensilvania, EUA, acompañó
la recuperación de pacientes operados en una misma sección de cuartos. La mitad
de esos cuartos tenía ventanas hacia un muro de ladrillos de una construcción
vecina, y la otra mitad de cuartos hacia una hilera de árboles, el estudio
arrojó que los pacientes con vista a los árboles tenían menos complicaciones y
recibían el alta hospitalaria en promedio un día antes que los otros. La
evidencia de la importancia de los árboles se acrecienta con el estudio del Dr.
Roger Ulrich de la Universidad de Texas A&M, quien concluyó que la
exposición visual a ambientes con árboles produce una significativa
recuperación de estrés en cinco minutos. Otro estudio, este de Walter Kulash,
señala que un trayecto en una calle sin árboles es percibido significativamente
como más largo, que un trayecto de la misma distancia en una calle arborizada.
Los
barrios que cuentan con sombra de árboles exigen entre 15 y 35 % menos
dependencia de aire acondicionado que los barrios que no están arborizados,
para las ciudades de nuestro estado como Tuxtla Gutiérrez o Tapachula que las
calles con árboles reduzcan entre 2.5 y 7% grados de temperatura hacen una gran
diferencia cuando hay días que tienen temperaturas superiores a los 38 grados.
Podemos
seguir hablando de las bondades de los árboles, pero el reto está en que nuestras
ciudades sean una analogía de lo más grande de este estado que es su medio
ambiente.

Las
ciudades son la gran invención humana, la densidad de personas y su sinfín de
actividades hacen que sean magnificas aliadas para el medio ambiente; Jeff
Speck, nos cuenta en su libro Ciudad Caminable, que en 2011, Scott Bernstein,
en Chicago, produjo una seria de mapas donde se representaban las zonas con
mayor contaminación para Estados Unidos, en rojo las más contaminadas y en
verde lo inverso. Lo curioso del estudio de Bernstein fue que los colores que
venían en sus mapas cambiaron de posición, los tonos verdes y rojos, que significaban
emisiones de carbono, valores que antes hacían referencia a carbono por
kilómetro cuadrado, ahora su medición era carbono por domicilio. La sorpresa en
su momento fue que las áreas más frescas (tonos verdes) estaban justamente en
las ciudades y no en la periferia como se había pensado. Bernstein tuvo una
limitación en su investigación que fue incluir solo la variable de CO2 originado
del uso de carros particulares origen-destino, pero ese, al mismo tiempo, fue
el gran factor que contribuyó a confirmar que el uso del automóvil es una de
las mayores causas del total de emisiones de carbono en las ciudades.
Construir
ciudades inclusivas y sostenibles es una vía para la recuperación de la
pandemia, este es el título de un relato del Banco Mundial, pero esta
afirmación solo es posible con la suma de Gobiernos, sociedad civil, academia,
y demás actores que día a día interactúan, todos en sintonía para avanzar hacia
urbes cordiales y con el color del medio ambiente, donde la naturaleza se
respire, nos de identidad, empatía y orgullo.
Escrito con aprecio para la arquitecta Marirrós Bonifaz quien contribuyó para su publicación.