¿Ciudades grandes o ciudades pequeñas?

domingo, 18 de marzo de 2012

Manual de imagen urbana para políticos en campaña. (El sustento) Parte 2.

¿Es necesario colocar tanta propaganda partidista? ¿Uno vota por el candidato que más pendones y carteles coloca?
Las ciudades continuarán siendo invadidas de propaganda partidista (basura electoral). Conociendo un poco sobre el contenido de los pendones o carteles colocados en el mobiliario urbano de la ciudad, constatamos que no existe contenido productivo en ellos, sino que simplemente colocan su fotografía con el símbolo del partido que los postula, esta información ¿nos sirve de algo? Creo que no.
Kevin Lynch urbanista y escritor, al referirse a la legibilidad de la ciudad nos dice que esta es una cualidad visual específica; es la facilidad con que pueden reconocerse y organizarse sus partes en una pauta coherente. Una ciudad legible hace que sus distintos sitios sobresalientes sean fácilmente identificables y se agrupan también en una pauta global. ¿Pero qué sucede cuando la llenas de basura? Se pierde mucho esa legibilidad simplemente; hay que reclamarle a los candidatos, porque ganen o pierdan, llenan la ciudad de basura electoral y atentan contra la imagen urbana.
Como votar por un político en campaña que en su discurso utópico dice que velará por nosotros y por nuestras ciudades, si cuando aún siendo un candidato daña la ciudad llenándola de basura, ese siempre será un cuestionamiento el cual nos haremos, bueno, los que tengamos el interés de hacerlo. Y siendo reiterativo, enuncio el artículo 236 del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, donde restringe totalmente su colocación en el mobiliario urbano, lo cual incurre en un delito electoral; si esto sucede siendo aún candidatos, que sucede entonces cuando estos ya son elegidos gobernantes ¿total impunidad? Solo de pensarlo, en mi si genera preocupación y decepción.
Si hablamos de contaminación visual, el concepto se refiere al abuso de ciertos elementos “no arquitectónicos” que alteran la estética, la imagen del paisaje tanto urbano como rural, y que generan, a menudo, una sobre estimulación visual agresiva, invasiva y simultánea. Dentro de los elementos que alteran la imagen de la ciudad volvemos a referirnos a la propaganda partidista (basura electoral) que de por si mediante la manipulación indiscriminada del hombre (tamaño, orden, distribución) se convierten en agentes contaminantes. Principalmente en las ciudades, esta contaminación se hace presente en los avisos publicitarios de tamaños voluminosos que son cada día más comunes, afectando la fisonomía de cualquier espacio o lugar público. (Etulain J. C., Fisch S., Lopez I., Ponce N., 1996).
De toda la basura electoral que se producirá en México para las elecciones de este año solamente el 45% podrá ser reciclada, el resto simplemente será basura e irá a parar a los rellenos sanitarios; eso han concluido especialistas en el tema.

Es obligación de los partidos y los candidatos utilizar materiales biodegradables o reciclables para su propaganda.

Es un deber ciudadano exhortar a los políticos en campaña a evitar totalmente la colocación de este tipo de objetos en las ciudades. En 2009 Gisela Rubach investigadora del ITAM, realizo un estudio en el cual comprobó que solo el 6% de las miles de toneladas de propaganda electoral que se generan tuvo un impacto en la población.
Datos de la dirección de Mejoramiento Urbano de Guadalajara indican que en promedio cuesta 10.40 pesos retirar cada “colgante” (pendones, mantas y gallardetes), cuando se trata de propaganda “adosada”, como calcomanías el costo se eleva a 15.60 pesos.
La norma que contiene el Código Electoral es insostenible, pues de haber interés real sobre el cuidado ambiental, entonces el árbitro electoral obligaría a generar sólo objetos que sirvan a la población como son gomas, lápices, bolsas del mandado e incluso costureros, pero no permitiría los pendones, mantas o postales”, expone Pedro Pliego, dirigente de la Red Ambientalista del Edomex, quien denunció que el material utilizado en la propaganda electoral es reutilizable, pero no reciclable y al final, continúa contaminando.

Afirmó que el daño generado por la basura electoral es hasta por más de 50 años, y éste al final llega al mar donde hay seis kilos de material pastificado por cada kilo de plancton.

Y si intentamos dejar de ser habitantes y comenzamos a ser ciudadanos ¿les parece la idea?

La invitación es para los políticos: Queremos sus propuestas reales, no su basura (Se incluye dentro de basura electoral los discursos utópicos, que en eso también son especialistas).


 





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